El desembarco en Normandía

sábado, 19 de diciembre de 2009


Discursos pronunciados por el general estadounidense Dwight David Eisenhower y el primer ministro inglés Winston Churchill.

“Soldados, marinos y aviadores de las fuerzas aliadas de desembarco. En este momento os lanzáis a la gran cruzada para la que nos hemos preparado durante tantos meses. Los ojos del mundo entero se dirigen hacia vosotros. Os acompañan las esperanzas y las plegarias de los hombres que aman la libertad en todo el mundo. Junto con nuestros valerosos aliados y hermanos de armas que combaten en todos los frentes, destrozaréis la máquina de guerra alemana y liberaréis de la tiranía nazi a los pueblos oprimidos de Europa, dando vida a una situación de seguridad para todos nosotros en un mundo libre. Vuestra misión no será, ciertamente, fácil. El enemigo que encontraréis enfrente está bien adiestrado, bien armado y tiene una amplia experiencia de guerra. Este enemigo combatirá fanáticamente. ¡Pero nos encontramos en 1944! Muchas cosas han cambiado desde las victorias nazis de 1940-41. Las Naciones Unidas han infligido penosas derrotas a los alemanes, incluso en los combates cuerpo a cuerpo. Nuestra ofensiva aérea ha minado en gran manera las fuerzas enemigas en aire y tierra. Las industrias de nuestros países nos han permitido tener una extraordinaria superioridad en armas y material bélico, sin contar que tenemos o nuestra disposición enormes reservas de combatientes bien adiestrados. El curso de las cosas ha cambiado. Los soldados del mundo libre marchan juntos hacia la victoria. Tengo plena confianza en vuestro valor, en vuestro sentido del deber y en vuestro espíritu combativo. Sólo una victoria total es digna de nosotros. Buena suerte a todos, y que la bendición del Omnipotente baje sobre nosotros en esta empresa grande y noble”.

Dwight David Eisenhower. Mensaje a sus tropas en la víspera del desembarco.

“Debo también anunciar a la Cámara que durante la noche y primeras horas de esta mañana ha tenido comienzo el primero de una serie de fuertes desembarcos en el continente europeo. Esta vez el ataque liberador se ha lanzado sobre la costa francesa. Una inmensa flota compuesta de más de 4.000 barcos, junto con muchos millares de unidades menores, ha atravesado el Canal. Masivos desembarcos de paracaidistas han sido efectuados con éxito detrás de las líneas enemigas, mientras que en este momento están en curso desembarcos por diversos puntos de la costa normanda. Las baterías costeras han sido reducidas al silencio en su mayor parte. Los obstáculos que había que afrontar en el mar han resultado menos difíciles de superar que lo que se temía. Las unidades angloamericanas están, apoyadas por casi 11.000 aviones de primera línea, que pueden hacerse intervenir según las necesidades de la batalla. No es posible, naturalmente, adentrarse en más detalles. Las noticias afluyen casi sin interrupción. Hasta este momento los jefes de las unidades implicadas comunican que todo procede según el plan establecido. ¡Y qué plan! Esta gigantesca operación es, sin duda, la más compleja y difícil que haya tenido lugar jamás. Exige tener en cuenta las mareas, los vientos, el estado del mar, la visibilidad en el aire y en el agua, e impone que el empleo simultáneo de las fuerzas de tierra, mar y aire tenga lugar en el más alto nivel de colaboración, y en presencia de condiciones que ni se podían ni se pueden prever completamente. Pero hay motivos para esperar que la victoria táctica haya sido efectivamente conseguida. Esperamos también presentar al enemigo una serie de sorpresas en el curso de la campaña. La batalla ahora iniciada aumentará continuamente de amplitud e intensidad durante las primeras semanas, y no trataré yo de hacer previsiones sobre su desarrollo. Pero puedo deciros esto: la más completa unidad de intento reina entre las fuerzas armadas aliadas. Existe una sólida fraternidad de armas entre nosotros y nuestros amigos americanos. Se otorga la más completa confianza al comandante supremo, general Eisenhower, y a sus lugartenientes, así como al comandante del Cuerpo expedicionario, general Bernard Law Montgomery. Como he podido comprobar personalmente, eran magníficos el entusiasmo y coraje de las tropas que en los últimos días se embarcaban en los navíos. No se ha descuidado nada de cuanto la experiencia, la ciencia y la prudencia podían sugerir. Todas las operaciones conexas con la apertura de este nuevo gran frente serán proseguidas con la máxima decisión, tanto por parte de los jefes militares como por parte de los gobiernos de los Estados Unidos y Gran Bretaña, de los que aquéllos dependen”.
Winston Churchill. Cámara de los Comunes, 6 de junio de 1944

elhistoriador.com.ar

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